Para disfrutar de todas las propiedades del jamón cuando lo adquirimos loncheado y envasado al vacío, debemos tener la precaución de sacarlo de la nevera unas horas antes de su consumo.
Dependiendo de la estación en la que nos encontremos, será conveniente sacarlo con mayor o menor antelación, para que se vaya atemperando.
Debido a que el jamón envasado al vacío se conserva en la nevera a unos 5 grados, y su temperatura óptima de consumo ronda los 25, tiene sentido decir que hay que hacerle entrar en calor. Pero ni se te ocurra calentarlo en el microondas o en el horno, ya que se cocinaría. Debes subirle la temperatura de la forma más natural posible. Si la temperatura ambiente es más alta, porque es verano, puede que con sacarlo 30 minutos antes sea suficiente. Si nos encontramos en invierno, mejor adelantarnos y sacarlo de la nevera un par de horas antes, si es posible.
En caso de que se nos haya olvidado, siempre podemos recurrir al truco de poner el sobre bajo el chorro de agua caliente unos segundos hasta quitarle el frío. Un indicador de que ha llegado a su temperatura idónea es que su tocino se torne transparente.
Pero si importante es atemperar el jamón antes de servir, también lo es oxigenarlo. Desaconsejamos consumir el jamón directamente tras abrir el envase. Lo ideal es dejarlo abierto unos 10-15 minutos para que el aire haga aflorar tus aromas, y luego servirlo al plato para comerlo.